Por Andres
Es dificl recordar sabores de la infancia que no sean traumáticos., por eso voy a empezar primero con los que marcaron el resto de mi vida para mal:
La nata del chocolisto caliente del desayuno, aunque frío era una maravilla, caliente se convertía en mi peor enemigo, hasta el punto de botarlo en la matera mas cercana, esperando siempre que nadie se diera cuenta de la mancha café claro que quedaba en la tierra, y luego en el tapete.
El agua de panela caliente con cola granulada que me servían en las vacaciones que pasaba en Bucramanga, recuerdo llegar cansado y mugriento de jugar toda la tarde en el parque del conjunto en cañaveral, listo para comer algo ligero y tomar mucho agua fría, y recibir en cambio un pocillo gigante de una bebida que para su época, era mas energizante que el red-bull. Luego, como era de esperarse, quedaba echado en el sofá sudando como en un sauna y tan lucido como para hacer una maqueta.
La lista podría continuar... pero también quiero pensar en los sabores añorables.
3.11.06
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Yo recuerdo uno con mucho carino:
Todas las tardes despues de salir del "Jardin de Monica" solia ver Plaza Sesamo a eso de las 4pm, y cada dos semanas esperaba con ansia a que mi amiga Francisca sacara de su quincena 5 pesos para comprarme unos chicles llamados "BUBBLICIOUS", eran del tamano de una sacapuntas y con ellos facilmente se lograban hacer unos globos inmensos. Plaza sesamo acompanado de un BUBBLICIOUS era lo mejor!; Incluso una vez recuerdo que hice un globo tan grande que al reventarse me cubrio parte del pelo, pense en levantarme e ir al bano a lavarme, pero el Conde Contar me tenia al borde de la silla, asi que decidi dejarlo para despues. A los cuatro an*os comprendi la letalidad del chicle en el pelo.
Publicar un comentario