3.11.05

Mora con banano*

Por Jorge

Claudia es una de esas caleñas que inspira la canción que las compara con las flores: acuerpada, agraciada, extremadamente femenina y con ese acento que embriaga (no, no enamora, emborracha). Claro, como algunas oriundas de la sultana del Valle (de Silicona) se había realizado una operación que encumbraba su personalidad y se hacía claramente más llamativa de lo normal.

A Claudia no la veo hace como cuatro años o mejor no la veía. Tampoco había indagado sobre lo que hace o donde está. No fue sino hacer alusión a ella en un almuerzo con un amigo, para que apareciera como a media cuadra del sitio donde estaba almorzando, simplemente pasó caminando con otras personas, estaba algo cambiada, creo que también se operó la nariz. Yo estaba algo emocionado por que ese tipo de cosas pasen (ver “Transmilenio día a día” en este mismo blog”), mi amigo me dijo que eso le pasaba cada rato, que el hablaba de gente que hace mucho tiempo no ve y aparecen súbitamente.

Esas coincidencias son encantadoras, desear algo y que se cumpla, como si hubiera frotado la lámpara, hace más grato estar vivo y lo vuelve mágico, por que además nos saca de esa rutina de estudio, trabajo y las reuniones familiares; sin embargo, la necesidad de pertenencia y reconocimiento disminuye la capacidad de sorpresa y nos lleva a preguntar por conocidos a otros de pronto no tan conocidos: Usted estudio en tal colegio, entonces ¿conoce a no se quién?; trabaja en tal parte, debe conocer a Sutano. Lo hacemos por encontrar vínculos que nos involucren dentro de diferentes círculos.

El personaje de referencia de Andrés y mío era el gordo Jaime, no para hacernos los famosos, sino para poner al límite la necesidad de ser reconocidos de otras personas. ¿Lo conoce?, si, el que vivía en Multicentro, el hijo del Pote, ¿no es el Pote amiguísimo de su papá?. Al gordo lo echaron del colegio por vago en noveno o décimo y ahora vive en Miami. ¿No lo conoce? ¿Seguro que ha vivido en Bogotá en los últimos quince años?

En nuestras reuniones y fiestas todos lo conocían, claro el personaje se inducía, no se botaba al aire con un “mucho gusto, ¿conoces al gordo Jaime?”, sino que el terreno se tanteaba, el gordo tenía un grupo selecto de amigos, pero amplio de conocidos y es ahí, en querer ser más cercano al gordo, donde queríamos hacer la diferencia, como retándolos: Demuéstranos qué tan amigo(a) eres del gordo!.

Inclusive lo usamos para entrar a bares: -“Venimos al cumpleaños del gordo Jaime”. Damos nuestros nombres, revisan una lista que no existe y listo. Voila! Entramos a In Vitro así este repleto y con Carolina Cruz adentro, ella si celebrando su cumpleaños con sus amigos de la farandula.

Aveces no se desea gente sino cosas, y que se cumplan esos deseos si me parece más extraño todavía. Por ejemplo, los revueltos de frutas vueltas jugo no me gustan, soy un purista, pero hay excepciones: mandarina con naranja, naranja con zanahoria y fresa con limón (además a todos se les puede mezclar Absolut o Finlandia y mejoran muchísimo). Hace poco entré a un restaurante en La Candelaria, creo que se llama “Mora Mora”, venden sánduches y jugos revueltos, creo que nada más. Hacen lo que se imaginen: Níspero con aguacate, badea con uva, zapote con pitaya, corozo con granadilla, y claro que tienen unas recomendaciones menos exóticas que pueden valer como $3000 cada vaso.

Hace un par de días pasé en frente de “Mora Mora” con ella y le dije que ahi vendían jugos de diferentes frutas revueltas y que sabían rico, a pesar de que normalmente no me gustan. Ella dijo que le encantaba el de mora con banano. Habrá que darle el chance a ese revuelto, pensé. El restaurante al que fuimos estaba a un par de cuadras. Adivinen de qué era el jugo. ¿Díganme cuándo carajos les han ofrecido ese jugo en alguna parte? Si a mi me gustara el de kiwi con papaya y lo hubiera dicho, ¿lo habrían ofrecido en el menú bien frio? No creo.

*Los nombres de los personajes no han sido cambiados por que nos dimos cuenta que no afectamos a nadie, los ingredientes de los jugos tampoco han sido modificados.

2.11.05

7 Días

por Andrés

¿Quién no extraña los días selados de junio?
Esta va por Girardot y Melgar, paraiso del hombre clase media y la chica prepago.