23.7.07

Sobre becas, prospectiva y planeación estratégica

Por Jorge

El compadre quería su beca, no se si la pudo lograr, escribió un plan de vida y otro empresarial. En mi humilde concepto, sólo al final dio con el chiste, “hay que ayudarle a los demás a lograrlo” (ser feliz). Querer serlo no basta, hay que ser excepcional para que los oferentes donen ese platal para que los aspirantes vivan y estudien en sus países. Después hay que volver a Colombia y cumplir una labor social; triunfar no basta, hay que hacer que los demás triunfen.

Lo que le gusta puede abarcar muchas cosas, es cierto y está bien, pero sólo se va a estudiar UNA de las varianbles que le gustan, cuyo objetivo altruista busca que usted después tenga un trabajo donde aplique el conocimiento y así los efectos de éste mejoren la calidad de vida de alguna gente. Toda esta sobrevaloración del impacto del conocimiento en el desarrollo de los grupos sociales se la debemos a Kant, y a su vez hace que los países con muy buenas universidades y oportunidades de financiación crean que pueden juzgar un plan de vida como mejor que otro.

Los expertos en estos temas sugieren desarrollar alguna estrategia de planeación para definir los pasos que se deben seguir para alcanzar una meta, éstos no deben tener muy en cuenta algunas variables actuales, como nivel de ingresos, sino que debe proyectar los pasos que logró para tener, por ejemplo, una compañía que exporte a los países con Costa en el Pacífico. Curiosamente es muy importante tener en cuenta las otras cosas que le gustan: Tendré hijos, tocaré clarinete, pintaré al óleo, seguiré escribiendo este blog así no lo lea nadie, viviré en Taganga o en Bogotá.

21.7.07

El derecho a asustarse (reivindicación masculina)

Por Jorge

- Termine con Jacques después de tres años de relación, no se quería aún casar conmigo. ¿Cuánto tiempo más tenía que esperar a que se decidiera, seis años?

Así comenzó el almuerzo con Cata, la siempre churra y de cuerpo tonificado (si si, está buena), pero esta vez a sus grandes ojos cafés se les notaba el exceso de llanto de los últimos días.

Jacques es un joven que bordea los treinta años, bien plantado, carro importado y con la posibilidad de gastar a sus anchas, comer en cualquier restaurante en la zona G en Bogotá, llevarse a Catalina un fin de semana a Cartagena y de vacaciones a Nueva York. (-Phuket en dos años mi amor, le decía cuando hacian planes juntos).

Su posición laboral es buena pero riesgosa, cualquier error manejando los millones de los demás le costaría su puesto, un recorte de personal también lo podría marginar de su cargo como ejecutivo de cuenta; nada parecido a lo que vivió su padre, quien llegó a subgerente de la filial de una multinacional y gracias a eso cual hoy disfruta de una jugosa pensión tras 22 años de trabajo contínuo.

Catica no se queda atrás, si bien no gana el mismo sueldo de su ex por que trabaja en el sector público y no se puede dar los mismos lujos (aunque su vanidad no se centra en poseer), es independiente económicamente; el nivel académico alcanzado con los posgrados que ha hecho, incluyendo uno fuera del país, hacen que haya acumulado el suficiente “capital humano” para aportar a la sociedad y sentirse orgullosa de ello.

Si se tiene en cuenta que vivieron un año juntos en Londres, donde cada uno hizo una maestría, lo que ella quería entonces era dar el paso que parece obvio: “anillar” a Jacques; de alguna forma se sentía lista para asumir el reto de conformar su propia familia, pero más que preparada era algo que creía necesitar.

- "No entiendo cuál es el problema, los hijos podrían esperar, sólo quiero que la relación pase al nivel más lógico”, me seguía diciendo

Casualmente me encontré a Jacques en Pravda departiendo con un grupo de sus amigos, el hombre ya tenía un par de dry martinis encima y al hablar de su situación sentimental me dijo –“hombre, usted sabe que yo la adoro, pero simplemente estoy asustado, yo no quiero casarme aún, quiero seguir disfrutando de la forma en que vivo actualmente. Cuando Cata me preguntó por qué no nos casábamos simplemente me dio pavor y le dije que si fuera un irresponsable aceptaría y seguro duraríamos como marido y mujer algo más de seis meses; ahora soy mas consciente, le pedí que me tuviera paciencia”.

- “¿Qué tal el güevón?” me preguntó Catalina, ya con los ojos llorosos.

Dedicado a quienes tienen miedo y se atreven a decirlo y a las chicas que están dispuestas a tenernos paciencia

19.7.07

Aca sigo

Por Jorge

Volver a escribir

“Escribir sobre un tema que ya ha relatado es una forma de autoconocerse”. Ese fue el comentario de Paloma, quien sorprendentemente resulto lectora de este blog. Dijo también que ese era un ejercicio sicológico, pero que ella no se acordaba del nombre. (como siempre Paloma dice no saber, pero resulta que si, lo que me parece es que no le gusta que la encasillen como alguien muy intelectual).

“Lo que escriben es reflejo de lo que son”(…) “hay que conocerlos (a Andrés y Jorge) para reconocerlos en lo que dicen sus post”, continúo.

Después de mucho hablar, luego de meses en que no nos habíamos visto me di cuenta de que ya no somos los mismos, aunque el vínculo de amistad continúa.

Sin gusto, sin ganas

Hace un tiempo comía y no me sabía a nada o todo a lo mismo; tomaba hasta embriagarme así fuera con motivo o sin él y aun así no lo disfrutaba; todos los años tengo una película favorita menos ese en la que todas me daban lo mismo. Trabajar y estudiar eran actividades que hice conjuntamente y me permitieron copar el tiempo, pero no recuperar el gusto.

Pensaba sin preocupación que algún día pasaría; recibía y daba abrazos que me daban fuerza, pero no me hacían desear mas cosas. Sólo hasta que fui a ver Matchpoint con Miranda me volvió el gusto por las pelis, la música y las buenas conversaciones. Parece que a esa pequeña obra maestra de Woody Allen le debo mucho y claramente se volvió en mi filme favorito de ese año por encima de cualquier historia de amor entre vaqueros o de por fin descubrir cómo Anakin ingresaba definitivamente a las filas del Lado Oscuro.

Sólo una que casualmente vi también con Miranda, la ha podido igualar este año: “La vida de los otros”, que muestra la historia de una sociedad con gustos impuestos y a un personaje que se va descubriendo lentamente y que demuestra que el sentido humano no se puede ocultar tras una imposición política.

A pesar de todo creo que me sigue gustando el dulce, pero no empalagarme. Aun así los hechos recientes aca afectan y dan sed porque saben amargo.