4.9.06

Todo cable tiene su enchufe

Por Jorge

A pesar de que nos debe liberar de muchas cargas y trabajos manuales la tecnología nos esclaviza a que el tiempo que nos ahorramos lo destinemos a seguir trabajando en detrimento de nuestra calidad de vida. Como afirma un amigo, “no conozco a la primer persona que diga que el tiempo que ahorra escribiendo en word en vez de en una máquina de escribir, lo gasta en hablar, dormir y comer bien o reírme con alguien (…) quizás lo gasten en hojas de cálculo en excel, presentaciones en power point o contestando correos por medio del Outlook”

Contando la cantidad de enchufes que tengo en mi escritorio suman 12, que son conectados a través de varias multitomas y estabilizadores: El monitor, la CPU, la impresora, los dos cargadores del celular, el de las pilas, un televisor, el equipo de sonido, un tajalápiz eléctrico, unos audífonos inalámbricos, la lámpara, un mapamundi que tiene una luz interna. Algunas de estas cosas me las han regalado, y aunque no las creo inútiles no las hubiera comprado ni tampoco se en que utilizo el tiempo que me deja libre un aparato que le saca punta a mis lápices con un motor y una cuchilla.

Habrá quienes invierten en ser mas productivos y otros en vivir mejor. Si hay algo que disfrute son esos almuerzos eternos, con remate de café en el Juan Valdez de la Luis Ángel Arango, que duran mas de 2 horas en las que se puede charlar de cualquier tipo de trivialidad. Disfruto poco que la gente viva con estrés y que creen que eso es la finalidad de la vida y si solo se compensa teniendo cosas.

La vida está no solo llena de cables, sino también de enchufes, tener más se ha convertido en sinónimo de ser mejor persona y lo que es peor, (y aquí vuelvo a citar al mismo amigo), una buena parte de los aparatos “traen consigo una obligación”, lo que se demuestra en tendencias como la oficina ambulante, con aparatos que no solo nos permiten ubicar la gente donde sea, sino también mandarles mas trabajo, corregir documentos en plazas, parques, carros, aviones, donde sea.

En estos espacios, curiosamente ya no hay cables, pero el estrés es peor que si los hubiera, por que al menos donde existen se ha creado un ambiente propicio para ello (que en no pocos casos es nocivo), pero es perverso querer combinar la posibilidad de tomarse un café y conectarse a la internet para revisar la última versión de un documento y reenviarla por correo electrónico. Lo mejor es parar y disfrutar el café, después se ocupa del resto, por que en últimas si está trabajando extra para poder comprarse más cosas.

No hay comentarios.: