6.9.06

Teoría de los Merecimientos

Por Jorge

“Dios no castiga ni con palo ni con rejo”, es la frase que oímos con cierta regularidad para justificar las desgracias que nos ocurren en retaliación por un comportamiento no muy católico, con la extraña esperanza de que existe una justicia divina del que lo ve todo y lo sabe todo, y que es más certera que la humana. Es así como frente a alguna desgracia que le ocurre a una persona mala solemos oir o decir que se lo merece.

Considero que la gente está interconectada, todos dependemos de los demás y si bien nuestros actos pueden moldear nuestro destino, también arrastra de alguna forma el de los otros y los demás lo arrastran a uno.

La prueba es que el moldeo del destino es una combinación de azares con un poco de ganas que uno coloca. Decir que se tiene un proyecto a cinco años puede ser mentira, pero los acontecimientos diarios que se presentan son papayazos que no se pueden desperdiciar…quizás desvían del proyecto, pero de pronto se convierten en metas intermedias.

Muchas oportunidades las generan los demás por uno, incluso cuando no se merecen y sin darse cuenta. También a veces se lucha y no se alcanza, aun cuando se han tenido condiciones para merecer y el consuelo es que se hizo todo lo posible.

Lean esto de alguien que opina lo contrario, que la justicia divina si existe o algo que le parece.

“Tenía el tiempo justo para entrar al supermercado, comprar una caja de leche para desayunar en el trabajo y tomar el tren, si demoraba un minuto mas perdía el tren y llegaría al trabajo con veinte minutos de retraso. El caso es que entre al supermercado, pagué la leche con una moneda de $2 y el cajero registró $20, dándome vueltas de más. Obviamente pensé en decirle que había hecho mal su trabajo, pero si ajustaba las cosas seguramente perdería el tren mientras el llamaba al supervisor, pedía la llave y hacia el retorno, adicionalmente también me embargó esa maldita idea de ser vivo, (…) y aprovechar el papayazo (…) El caso es que tome la plata, no dije nada y alcance el tren en el tiempo justo. Cuando llegue al trabajo me di cuenta de algo, y era que había dejado mi comida y lonchera en el tren por andar pensando en el éxito de mi crimen, es decir, me había quedado sin almuerzo y onces, y como yo soy de un apetito desmesurado me iba a salir caro el despiste, y así fue, me gaste ese día $25 en almuerzo y demás meriendas, es decir que gaste $7 de más, y si le sumamos $10 de la lonchera, son $17…ahí estuvo esa justicia divina que gobierna mi vida. A veces no creo que sea algo celestial, he pensado que quizá es un mecanismo moral inconsciente que me implantaron o que desarrollé a lo largo de mi vida, puede ser una forma auto punitiva e inconsciente que tengo para no volver a caer en la tentación y quizá acercarme medianamente al modelo humano que mis padres, el colegio y la sociedad en general esperan de mi, puede ser…puede ser…”

¿Ustedes qué opinan? ¿Con cúal idea nos quedamos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

se dice ¿con QUE idea nos quedamos? o ¿con CUAL nos quedamos? No hagas mezclas -.-