Por Jorge
Era uno de esos temas que quería tratar desde que comenzó para nosotros este experimento. ¿Cuál es el interés de escribir sobre la vida personal y que cualquiera tenga acceso a esta información? ¿Quién estaría interesado en leer este tipo de cosas que ni siquiera están bien escritas? ¿Qué personalidad puede llegar a tener un blogger? ¿No estará muy desocupado aquella persona que llega casi por azar a esta página que básicamente la leen los amigos, quienes incluso han participado con nosotros en las aventuras que se cuentan y son los únicos que comentan?
Se me adelantó el ahora célebre Santiago Gamboa en dos columnas en la revista Cambio* en la cual habla en un principio despectivamente de los bloggers: “Sería interesante estudiar la psicología de quienes crean blogs, pues sospecho que en muchos casos se trata de seres con el deseo voyeurista de analizarse, fascinados por el espectáculo cotidiano de sus vidas, o de sus ideas u obsesiones, dejando ver una pizca de megalomanía disfrazada de amor al debate, un ego hipertrófico escondido tras conceptos como la alegría de compartir o lo hermoso que es interactuar sanamente con los demás, ¡oh, los demás!, esa entelequia en nombre de la cual todo se justifica.”
Sobre el contenido de los blogs anota el escritor colombiano que allí se encuentran “(…)palabras escritas que, pretendiendo ser conceptos o ideas, sólo demuestran la idiotez más pura, cumbres de imbecilidad dignas de los Premios Darwin (que recogen y clasifican la estupidez humana), cuando no se reducen a meros asertos racistas, xenófobos, patrioteros, a insultos y humillaciones contra individuos o comunidades, instigaciones al odio o la violencia, y un largo etcétera que incluye las pulsiones más negativas del ser humano.”
Prosigue luego con unos ejemplos de cómo en ciertas páginas se encuentra el maltrato al idioma, a las comunidades y el que motores de búsqueda lo puedan llevar a uno a estas páginas, cuando se incluyen criterios de búsqueda incluidos dentro de los blogs.
En su Episodio II intenta enmendar la generalización de estos diarios como foco de insultos y de que algunos bloggers le habían criticado y recomendado unos mejores. Pero el tema trasciende en la columna a uno más profundo “¿Hasta dónde llega, realmente, la libertad de expresión? O dicho de un modo distinto: ¿Toda opinión, por el hecho de serlo, merece ser escuchada por los demás, tomada en cuenta, divulgada? Tal vez escuchada sí, y por supuesto tomada en cuenta. Pero la posibilidad de divulgar una opinión a través de un medio público es algo que se debe ganar con el tiempo y el trabajo, una dignidad (por llamarla de algún modo) que se adquiere por méritos, a través de valores humanísticos, intelectuales o políticos, y no por el mero hecho de existir y pensar.”
Tras reconocer que son un punto de partida para la democratización de la prensa se cuestiona nuevamente sobre la personalidad de los bloggers: “¿Qué puede llevarlo a uno a comentar abiertamente su vida íntima, sus ideas y ocurrencias? ¿Será que detrás hay el deseo de establecer relaciones que, con el tiempo, se volverán directas, con apretones de mano reales? ¿O lo harán seres solitarios en busca de su media naranja?”. Por último diferencia el trabajo de un escritor y el de un blogger en que la producción literaria implica la creación de arte y en una biena parte de los casos busca hacer un relato de ficción.
¿Estamos realmente solos?
Pues precisamente todos estos interrogantes me han asaltado desde el comienzo de Charlas, ya que el hecho de comentar pensamientos, opiniones y vivencias personales no es por pensar que de una u otra forma tengo derecho a hacerlo y que además no pretendo ofender a nadie, sino que ha tenido como objetivo que el conjunto de amigos y otros vínculos, tengan la posibilidad de comentarlos públicamente.
Claro, podría escribir un correo electrónico y enviárselo a todos mis contactos, pero la idea es que revisen con alguna frecuencia el contenido y si quieren lo comenten para sentirse como un medio habitual de consulta y un medio de fortalecimiento de lazos, no necesariamente de creación de nuevos, ya que creo que conozco al 90% de los que han dejado alguna vez un comentario y no pretendo que el sitio sea el más visitado de Internet.
Una de las mayores felicidades que me ha producido escribir fue en uno de los post anteriores (“Así no me caso”), que varios amigos comentaron, por que estuvieron en el momento que describo, se sintieron afectados y me hicieron el reclamo sobre la situación.
Aun así tengo poco control sobre las personas que pueden llegar al blog, con las que seguramente pretendo generar algún tipo de identificación. Según el servicio estadístico al que estamos inscritos, a este blog han accedido personas que han realizado una búsqueda en yahoo con las palabras “mujeres bailando regueton video” o en google “chicas prepago Girardot”, lo cual deja mucho que desear de estas herramientas de búsqueda y claro de nuestro reggaetoneros lectores, como lo consigna Gamboa en sus columnas.
Este blog no es ni el más concurrido, ni el más comentado, de hecho escribo el día en que ha recibido el mayor número de visitas, tan sólo 30, pero para mi desde que lo lean los amigos y familiares, se rían y si quieren lo comenten, pues estará bien.
*“Blogs, insultos y gente común” , en http://www.cambio.com.co/html/columnistas/santiago_gamboa/articulos/3928/ y “Blogs: Episodio II”, en http://www.cambio.com.co/html/columnistas/santiago_gamboa/articulos/3977/
6.10.05
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1 comentario:
Pues en mi caso yo escribo porque me gusta saber que hay personas que leen lo que escribo y que algunas cosas de mis posts les interesan. Quiza pretendo que mi blog sea algo mas grande, en el futuro, como para escribir posts de literatura y cosas asi. Si hay alguna relacion entre un blog y la soledad de quien lo escribe es factible, para mi es una forma libre de expresión y por eso me gusta, porque si los blogers logramos hacer nuestra informacion util podriamos hacer grandes cosas, como el blog de Salam Pax, ya famoso por toda la orbita Blog planetaria. Muy bacano su escrito y siga asi, estare por aqui.
(El Anarquista)
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