13.3.06

Puerto Saigón

Por Jorge

Puerto Carreño está ubicada a 860 kilómetros de Bogotá, su altura es de 50 metros sobre el nivel del mar, pero queda como a 500 kilómetros de una costa, las precipitaciones están presentes todo el año, pero en estos meses en los que se inicia el año llueve menos. Lo más cercano que tienen a una playa se ubica en las riveras del río Orinoco (éste si es un río impresionante) y buena parte de su economía se basa en los servicios del gobierno.

No conozco muy bien la historia de la ciudad, pero seguramente la necesidad de establecer un puerto para el intercambio comercial con Venezuela, hizo pensar en la idea de fundar un asentamiento humano entre los ríos Meta, Orinoco y Bita. Adicionalmente ese punto afirmaría la soberanía nacional en las fronteras con Venezuela.

Si se quiere ver todo el pueblo se puede subir el llamado Cerro de la Bandera, que es mas bien una loma y no tiene bandera, se puede ver también el río Bita desembocando en el Orinoco y luego la unión del Orinoco con el Meta, donde se hace la esquina de Colombia. Del otro lado se observa Puerto Páez, ya en Venezuela.

Al abrirse la puerta del avión nos recibió un aliento de aire hirviente y húmedo ¿Como hacen todos los habitantes de este pueblo para aguantarse semejante calor?

Mientras espero que escampe acostado en el chichorro en el patio del hotel, me pregunto si esa misma sensación pegachenta en todo el cuerpo era la que sentían los soldados en Vietnam, se me venía a la cabeza la imagen de los actores que salían en la serie “Misión del Deber”, sufriendo con ese eterno calor.

La escena no era ni siquiera parecida a lo que se veía en televisión, es extraño, pero por lo único que lo podía relacionar es por una sensación que no se ha digitalizado y transmitido en televisión, la del tacto, pero aun así seguramente me encontraba ya desvariando por el calor que era realmente alto, a pesar de que diluviaba.

En realidad me acompañaba más gente en este lugar: unos paisas que hablaban de sus éxitos en la pesca del día en el río Meta, mi compañera de trabajo y un sapo gigante en un charco, que no lamí por el riesgo a intoxicarme.

(continuará…si no me da jartera seguir contando esto…de pronto cuelgue fotos)

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